fbpx
Skip to content

Episode 90: Historias de viaje: la fugitiva negringa en Rio [ENCORE]

    Share with a friend / Comparte con un amigo

    Episode 90

    Travel Stories: La fugitiva negringa en Rio [ENCORE]

    This week, we’re revisiting episode 25 in preparation for next week’s show.

    This is part 1 of the new series: Historias de viaje (Travel Stories). I’m sharing my real life (crazy) travel stories. In this first installment, I talk about my trip to Rio de Janerio.

    I wanted to go to Carnival, but I ended up taking an unexpected detour to another country after being detained by federal police in Brazil.

    Want to know how I avoided being deported back to the United States? Listen to find out.

    Links and Resources

    yabla

    The Learn Spanish Con Salsa podcast is supported by Yabla. Language immersion through engaging videos for Spanish, English, Italian, French, German, and Chinese language learners. Yabla features authentic content by native speakers, custom playback, subtitles, learning games, and flashcards.

    Yabla is the premier language learning video platform, with tools to enhance conversational understanding, such as the patented dictation game Scribe! Stream authentic shows you enjoy and learn at the same time! Give Yabla a try with this special link: yabla.com/salsa 

    La fugitiva negringa (parte 1)

    Allí estaba yo, sentada en la oficina de la policía federal de Brasil.

    Detenida.

    Llegue a esa situación bien sorprendida. ¿Cómo podía cometer un error tan estúpido?

    Tenía miedo porque nunca había tenido problemas con la ley antes.  Evito el riesgo lo más posible.

    Pensaba que todo se solucionaría.  Sólo tenía que explicar lo que me pasó, y que la culpa no era mía.

    Nunca en mi vida había estado más correcta ni más equivocada.

    No era mi primera vez afuera del país, pero hube cometido un error de novato.

    Estancada en la pequeña oficina, mejor dicho “mi celda,” vi a la gente pasando por el pasillo.  Con risas y sonrisas, entrando en la bonita ciudad de Río de Janeiro preparada para las fiestas de Carnaval.  Me sentía tan cerca y tan lejos a la misma vez.

    Mi tarjeta de embarque que dice “DOCS OK” (My boarding pass that says “DOCS OK”)

    Esperando en esa oficina bastante chiquita, veía un aparato de fax. Hacía mucho tiempo que no veía uno de esos.  Pensaba que debía estar en un museo, cómo una reliquia de la época antes de la tecnología. Su color beige y desvanecido, cómo mi emoción al llegar a ese espacio apretado.

    Mientras me perdía en mis propios pensamientos, entró un agente. La expresión de su cara me decía que no tenía buenas noticias para mí.

    – “Você fala português?” (¿Usted habla portugués?) me preguntó.
    – “Não muito.” (No mucho.) le respondí con mi acento gringo.

    En ese momento, me di cuenta de que las cinco semanas de lecciones de portugués no serían suficientes para ayudarme con este tipo de situación.  Sabía cómo decir cosas como “Dónde está la playa,” y no “Por favor, no me ponga esposas. Soy inocente y no tengo drogas.”

    Yo estaba en problemas.

    El amable policía me decía…”Afortunadamente, yo hablo inglés.  Pero desafortunadamente, no le permitimos entrar a usted en el país. Lo que pasa es que usted no tiene una visa, y es obligatoria.  No hay excepciones.  ¿La aerolínea no le dijo eso?”

    Empecé a llorar, pero solo un poquito. Una sola lágrima como Denzel Washington en la película Glory cuando empezaron a golpearlo con el látigo. Su personaje era un esclavo que escapó, y me sentía igual que él.

    Detenida como una esclava.

    (Tienes que mirar esta lágrima. Espérala…¡Vale la pena, te lo prometo!)

    Mantenía mi dignidad, y le explique que la culpa no era mía.  Chequearon mi pasaporte y me permitieron abordar el avión sin decir absolutamente nada.

    El amable policía me explicó que la aerolínea tendría una multa.  Pero eso no me ayudaría.

    No me permitían entrar el país de Brasil, y tendría que regresar a Los Estados Unidos en el próximo vuelo a las 11 de la noche.

    Eran las 9 de la mañana.

    -“¿Y qué voy a hacer todo el día? ¿Quedarme en esta oficina?” le pregunté como si estuviera bromeando.

    -“Bueno, sí.” me respondió, sin tan siquiera una risa.

    “$#@&$ coño, no me digas esa vaina. ¿¡Le perdió la razón o que!?” gritó…

    …en mi cabeza. 

    Pero le mostré otra cosa.

    Le di la mirada de pena con ojos grandísimos, como si fuera El Gato con Botas.

    El Gato con Botas

    “Pues, podríamos permitirle almorzar en un restaurante en esta zona del aeropuerto, si usted quiere. Déjeme encontrar un agente que pueda acompañarle.”

    Obviamente, no podía vagar alrededor del aeropuerto sola.  Estaba, aunque amablemente, condenada.

    No lo podía creer. 

    Había viajado la noche entera para ver el aeropuerto en Río y regresar a mi hogar sin poner mis dedos del pie en la arena de la playa.  ¡No podía ser!

    Justo cuando había perdido toda esperanza, regresó con su compañero.

    -“Señora, mi colega me ha dicho que es posible que usted tenga otra opción.”

    -“Dígame.” le decía con ansiedad y esperanza.

    -“Bueno, me dijo que otras personas en sus circunstancias habían ido a Argentina para conseguir una visa en la embajada por allá.  Si quiere, podemos dejarle comprar un pasaje a Buenos Aires, pero tiene que decidir ahora mismo y firmar este papel. Si no, regresará a Los Estados Unidos.”

    Sin pensar, miré el papel y le respondí “¡Vamos a hacerlo!”

    Luego, vi que ese papel dijo que traté de cruzar la frontera de Brasil sin documentos.  Como si fuera una refugiada buscando asilo.  Pero, recordaba que habíamos empezado la era de Trump, entonces me parecía razonable.

    Firmé el papel, lista para ir a Argentina.  Olvidé que seguía detenida, y no podía salir de la oficina.  Con ese viejo aparato de fax, llamé a la aerolínea para comprar el último pasaje disponible desde Río a Buenos Aires.  Saldría esa misma tarde.


    Traté de comprar el boleto con mi móvil pero no pude

    El más amable agente federal que había conocido me escoltó a la puerta de mi vuelo. 

    Me dijo, “Espero que todo se solucione.  Y cuando regreses, sería la segunda vez en Brasil.”

    Me dejó sola a la puerta.  La fugitiva negringa.

    Esperaba que tuviera razón, porque no tenía ni idea de cómo conseguir una visa durante la estación de carnaval como extranjera en otro país.

    Resulta que no sería tan fácil.  Y estaba por descubrir exactamente cuán difícil iba a ser…

    ¿Quieres oír mas? ¿Te gustaría saber qué pasó en Buenos Aires? Dejáme un comentario abajo.

    ¿Tienes tu propia historia de viaje que quieres compartir? Mándanos una nota de voz aquí.

    Nota: Durante Los Juegos Olímpicos de 2016 en Rio, ciudanos de Estados Unidos no necesitaron visas para entrar a Brasil. Yo fui un par de meses después en 2017. Luego, me di cuenta de que vi información vieja (requisitos de entrada para Brasil de EEUU).

    Learn Spanish the Way It's Really Spoken!

    Get your nose out of textbooks and start speaking Spanish!

    Join 2,802 other aspiring bilinguals that are learning to speak Spanish with real people.

    We'll send our best advice and resources for how to learn conversational Spanish, PLUS giveaways of the best resources for learning Spanish directly to your inbox.

    Powered by ConvertKit